Cubitos de jengibre y 3 ideas para consumirlo
Hoy te comparto cómo preparo el jengibre para que no se me dañe y tenerlo siempre disponible. Además, te comparto 3 ideas de recetas para consumirlo.
Antes de ir a la receta y mis 3 recomendaciones, quiero que conozcas un poco más de las bondades que ofrece esta raíz a nuestro organismo.
Jengibre: un aliado natural para tu bienestar
El jengibre fresco es uno de esos ingredientes que no solo llenan la cocina de aroma y sabor, sino que también aportan múltiples beneficios a la salud. Usado desde hace siglos en la medicina tradicional, hoy en día sigue siendo una raíz muy valorada por sus propiedades antiinflamatorias, digestivas y energizantes.
Incorporarlo a tu rutina diaria puede ayudarte a aliviar molestias estomacales, mejorar la digestión, reducir náuseas, fortalecer el sistema inmunológico y hasta aportar un efecto termogénico suave, ideal para quienes buscan apoyar su metabolismo de forma natural. Es por eso que me encanta tener siempre a mano cubitos de jengibre fresco congelado: son prácticos, versátiles y perfectos para infusiones, jugos, batidos o incluso para cocinar.
Sin embargo, como todo, el jengibre también tiene sus precauciones. No se recomienda su uso excesivo si estás tomando anticoagulantes, si padeces úlceras gástricas o si estás embarazada. Si alguna de estas condiciones es tu caso, no incorpores el jengibre en tu alimentación sin la supervisión de un profesional de salud. Como siempre, escuchar a tu cuerpo y consultar con tu médico si tienes dudas es la mejor decisión.
¿Listos para hacer tus propios cubitos de jengibre fresco? Acompáñame en esta receta sencilla y práctica que te permitirá disfrutar de sus beneficios todos los días.
Cómo hacer cubitos de jengibre fresco
Estos cubitos son una forma práctica y rápida de tener siempre jengibre a mano. Puedes usarlos en tés, batidos, sopas o como parte de tus jugos verdes.
Si tienes extractor de jugos, es tan simple como lavar el jengibre. Yo lo hago con ayuda de un cepillo para eliminar toda la suciedad.
Luego lo corto en trozos para poder introducirlo en el extractor y procedemos a preparar el jugo.
De esta forma obtenemos el jugo puro y concentrado del jengibre.
Luego repartimos el jugo resultante en una cubitera y congelamos. Esta cubitera me gusta pues tiene una parte de silicona, lo que hace muy sencillo sacar los cubitos cuando están listos.
En el vídeo te muestro el extractor que utilizo y mis tips para aprovechar la pulpa del jengibre, además de 3 de mis formas favoritas para consumirlo.
Si no tienes extractor, esta receta te puede funcionar.
Ingredientes:
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1 taza de jengibre fresco, pelado y picado
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1/2 taza de agua filtrada (ajustar según la textura deseada)
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Opcional: jugo de 1/2 limón para potenciar el sabor y la conservación
Preparación:
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Lava y pela el jengibre con una cuchara (así evitas perder demasiada pulpa).
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Córtalo en trozos pequeños y colócalo en una licuadora o procesador de alimentos.
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Añade el agua y, si deseas, el jugo de limón. Procesa hasta obtener una mezcla suave.
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Vierte la mezcla en una bandeja para cubitos de hielo (mejor si es de silicona) y congela por al menos 4 horas o hasta que estén sólidos.
Una vez congelados, transfiere los cubitos a una bolsa reutilizable o recipiente hermético y guárdalos en el congelador.
Cómo usarlos:
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Infusión caliente: agrega un cubito a una taza de agua caliente.
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Batidos o jugos verdes: añade uno o dos cubitos a tu mezcla.
Refresco: agua con gas, jugo de 1 lima y/o 1 cdta de vinagre de sidra de manzana y 1 cubito de jengibre.
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Cocción: úsalos para dar sabor a sopas, caldos o salteados.
Con esta receta, tendrás jengibre fresco listo para usar en cualquier momento, sin complicaciones y aprovechando al máximo sus beneficios. ¡Que lo disfrutes!
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